Esta exposición, organizada en colaboración con Fototeca de Cuba y el Consejo Nacional de Artes Plásticas de Cuba, muestra una selección de 107 fotografías realizadas entre las décadas de los años veinte y cincuenta del pasado siglo XX por un grupo de 11 fotógrafos cubanos. Un periodo poco estudiado, dadas las características especiales que tomó la fotografía al documentar los acontecimientos de la lucha contra la dictadura de Batista y los primeros años de la nueva etapa, la denominada “fotografía épica”, realizada sobre todo en los años sesenta del pasado siglo. El gran protagonismo de las imágenes que marcaron este periodo y, que han sido ampliamente difundidas, fue posible porque en Cuba ya existía un excelente caldo de cultivo en la producción fotográfica.
La exposición pone el énfasis en aquellos autores que en Cuba, por primera vez y de manera consciente asumieron la fotografía como medio para sus experimentaciones artísticas.
Lidia Dotres fotografiada por Joaquin Blez |
El primero de ellos Joaquín Blez cuyo aporte a la historia de la fotografía y del arte cubanos está asociado a lo que hoy llamaríamos su ensayo con el desnudo femenino, ámbito donde sus trabajos, realizados en el decenio de 1920, abrieron una polémica sobre la legitimidad del desnudo artístico que facilitó el enterramiento definitivo del viejo concepto académico que lo reducía a las escenas mitológicas y a las diosas del Olimpo.
Se hacía llamar el fotógrafo del mundo elegante. Por su estudio radicado en la habanerísima calle de Neptuno se daban cita personajes cuyos embellecidos retratos adornaban las páginas de la crónica social de su tiempo.
Aunque en no pocas de dichas fotografías todavía apeló compositivamente a cuadros de pintores académicos, en ellas el desnudo femenino adquirió rostro real y su autor un estilo personal mediante el cual le otorgó al elemento artístico un valor no reconocido a ese medio, estrechamente asociado aún a la documentación y el testimonio. Realizadas en placa sobre gelatina que imprimió con particular cuidado y viró en atractivas tonalidades al oro y al platino, logró obtener hermosas imágenes a través de un brillante ejercicio de experimentación formal, técnica y compositiva.
Impresiones en gelatina de plata. |
'Sin título' Gelatina de plata sobre papel. |
A Blez le siguió José Manuel Acosta quien no sólo introdujo nuevas formas de hacer en el retrato y el paisaje, géneros en los que tradicionalmente se había movido la fotografía en la Isla, sino que abrió un camino de experimentación visual en el arte cubano de una contemporaneidad no vista aún en la misma época en las manifestaciones de las bellas artes nacionales. A lo largo del decenio de 1930, sus retratos, sus acercamientos a la naturaleza y al ambiente urbano fueron excepcionales.
Pero sobre todo, a través de sus investigaciones con las formas creó una manera de hacer única en su momento en el arte cubano, adelantándose a muchos otros creadores en el establecimiento de códigos estéticos totalmente nuevos. En su obra sin duda, están los principales antecedentes de la fotografía moderna cubana.
'Sin título', Copia contemporánea a partir de negativo original. |
Al camino abierto por ambos se unen las contribuciones de los fotógrafos que le siguieron en los años treinta y que reunidos en el Club fotográfico de Cuba fundado en 1939, aportaron una novedosa mirada a su entorno y dejaron una obra que permite establecer las principales líneas de desarrollo que siguió la fotografía cubana y de la cual son deudores muchos de los fotógrafos que les sucedieron. A partir de entonces se ponen de manifiesto las inquietudes existentes entre los fotógrafos acerca de los problemas conceptuales de la fotografía como medio creativo de expresión sujeta a la especificidad de su lenguaje.
Raúl Corrales, 'Sin título' |
Finalmente podemos ver tres fotografías de Raúl Corrales, uno de los representantes más importantes de la denominada “fotografía épica cubana”, realizada a partir de los años sesenta tras el triunfo de la Revolución Cubana, que nos sorprende con obras anteriores al este periodo. Tres retratos que simbolizan el espíritu cubano con gran maestría.
Conclusión:
Lo primero que a uno le viene a la mente al hablar de 'fotografía cubana’ con mayúsculas, son las imágenes legendarias la revolución y sus líderes. La iconografía de la revolución es poderosa y está tan asociada a las fotografías de Korda, Raúl Corrales, Osvaldo Salas y otros testigos de aquellos primeros años de revolución, que mucha gente desconoce –incluso dentro de Cuba– que existe una fotografía “de vanguardia” anterior a 1959. Es interesante visitarla para ver una fotográfia cubana diferente.
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